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5 Rasgos del Verdadero Liderazgo

Todos lideramos en algún momento de nuestra vida. Servimos como líderes en nuestros trabajos, en nuestras comunidades y en nuestras familias. Para muchos, ser líder significa tener el poder de controlar a los demás. Aquellos que tienen esta visión eventualmente descubren que cuanto más intentan controlar a las personas, menos influencia tienen sobre ellas. Para otros, el liderazgo significa estar en una posición de autoridad. Sin embargo, un hombre puede ser líder, incluso si está en el nivel más bajo. Cuando un hombre ve que algo debe hacerse, no deja que su falta de posición le limite para tomar el mando; asume la responsabilidad. El verdadero liderazgo no se trata de superioridad, posición o prestigio. Se trata de revelar y liberar el potencial de quienes te rodean. El liderazgo no se trata del poder de uno, sino de facilitar la grandeza de muchos.

Desafortunadamente, muchos hombres hoy en día están evadiendo las responsabilidades de liderazgo, ya sea por pereza o apatía. Prefieren vivir una vida de comodidad indigna y que otros carguen con la responsabilidad por ellos. Pero el mundo necesita más que nunca el liderazgo de hombres virtuosos. Cuando seas llamado a servir como líder, ¿estarás listo para aceptar el desafío?

En 1950, el ejército de los Estados Unidos imprimió un pequeño libro para todos los oficiales de las fuerzas armadas sobre cómo ser mejores líderes y hombres. En él, se presentan cinco cualidades que conforman a un líder efectivo. Hemos tomado estos rasgos y explorado su significado y aplicación para todos los hombres, ya sean oficiales o civiles.

  1. Resolución tranquila. Un líder efectivo tiene la determinación de llevar a cabo cada tarea hasta el final. La resolución es fácil de tener en la calma antes de que llegue la tormenta. Es fácil mantener el compromiso cuando nunca ha sido puesto a prueba. Es cuando el miedo, el caos y el estrés de una crisis golpean, que la verdadera resolución se revela. En cualquier situación, habrá una oportunidad de retroceder, una salida, la oportunidad de eludir la responsabilidad y elegir la seguridad y la derrota sobre el riesgo y una mayor recompensa. En ese momento, el hombre con resolución tranquila no vacila, no duda de la elección que sabe que es la correcta. Sin ser atrapado por la terrible indecisión, se mantiene sereno y equilibrado, imperturbable ante el desafío. No es ruidoso, gritando o corriendo frenéticamente en un intento de ocultar su falta de determinación con acciones inútiles. El hombre con resolución tranquila es alguien en quien los demás pueden confiar plenamente. Mientras el mundo a su alrededor se desmorona, él sabe cuál es su misión y la cumple con calma. Es el ancla en la tormenta.

Cómo convertirte en un líder con resolución tranquila:

No esperes a que surja una crisis para tomar una decisión. Haz un inventario de tus valores y metas, y establece un plan para cómo reaccionarás cuando surjan ciertas crisis y debas tomar decisiones importantes. NO esperes para tomar una decisión en el calor del momento, cuando estarás más tentado a traicionar tus valores. Traza un rumbo para ti mismo, y cuando lleguen las pruebas y te enfrentes a desafíos, no entrarás en pánico ni vacilarás, simplemente recordarás tu plan y lo seguirás.

  1. El coraje para asumir riesgos. Nada se gana sin arriesgarse. Los grandes logros llegan a aquellos que están dispuestos a asumir riesgos. Un líder que siempre juega a lo seguro nunca pondrá a sí mismo ni a las personas que lidera en una posición de éxito. Una vida sin riesgos es ciertamente atractiva; su dulce canto de seguridad y comodidad ha atrapado a muchos hombres en la mediocridad y la apatía. El hombre débil se encuentra en la encrucijada de la decisión, tentado por la posible recompensa pero paralizado por el miedo al fracaso. Está cegado al hecho de que incluso el fracaso trae sus propias recompensas. Sin el fracaso, un hombre nunca llega a conocerse a sí mismo, sus límites, su potencial y lo que es realmente capaz de hacer. Un hombre que nunca se atreve a grandes cosas no se da cuenta de que ha asumido el mayor riesgo de todos: el riesgo de nunca progresar, nunca refinar su alma, nunca llegar a ser algo verdaderamente valioso.

Cómo convertirte en un líder que asume riesgos:

El miedo a asumir riesgos puede ser muy real. No puedes esperar tener el coraje de asumir un gran riesgo si no tienes experiencia en asumir riesgos pequeños. Busca oportunidades en tu vida diaria para tomar pequeños riesgos. Puede ser tan simple como acercarte a un extraño y entablar una conversación. Encuentra una actividad que te asuste, como hablar en público, y atrévete a hacerlo. A medida que tomes más riesgos, desarrollarás la capacidad de superar el miedo y adquirirás la sabiduría para saber cuándo vale la pena arriesgarse. Lograrás el coraje necesario para asumir grandes riesgos cuando tus habilidades de liderazgo sean verdaderamente puestas a prueba.

  1. La disposición para compartir las recompensas con los subordinados. Un gran líder, aunque profundamente confiado, reconoce humildemente que ningún éxito, sin importar cuán grande haya sido su papel personal para lograrlo, es un esfuerzo completamente solitario. Está profundamente agradecido con todos aquellos, incluso los que jugaron un papel pequeño, que contribuyeron al logro. Y comprende la naturaleza humana. Sabe que a las personas les encanta ser reconocidas por sus contribuciones. Cuando un grupo u organización tiene éxito, un verdadero líder hace una prioridad reconocer tanto en público como en privado las contribuciones de aquellos a quienes lideró. Cuando una persona ve que un líder es humilde y comparte el éxito, estará más dispuesta a seguir a esa persona.

Cómo convertirte en un líder que comparte recompensas con los subordinados:

Compartir el éxito con quienes te siguen puede ser tan simple como ofrecer reconocimiento público o aumentar su compensación. Una simple tarjeta de agradecimiento expresando tu gratitud por el esfuerzo de un empleado al completar un proyecto puede hacer mucho para generar lealtad hacia ti y tu organización. Al ofrecer agradecimientos o elogios, trata de ser lo más específico posible. Esto muestra a la persona que lideras que eres consciente de lo que hace y hace que el agradecimiento o elogio sea más personal y sincero.

  1. La disposición a asumir la culpa cuando las cosas salen mal. Es cuando las cosas van mal que los verdaderos líderes se distinguen de los farsantes. El líder cobarde aceptará con gusto los elogios cuando él y su equipo tienen éxito, pero encontrará a otro individuo para echarle la culpa cuando las cosas se ponen difíciles. Cuando los seguidores ven esto, destruye por completo la confianza y lealtad hacia ese líder. Los verdaderos líderes asumen la responsabilidad de todas las consecuencias de sus decisiones, incluso las malas. Incluso cuando los resultados fueron culpa de un subordinado, un verdadero líder asumirá toda la culpa. Quizás el líder no comunicó claramente cuál era el deber del subordinado, o tal vez el líder no asignó al hombre adecuado para el trabajo adecuado. Después de asumir la responsabilidad de los resultados, un líder efectivo tomará de inmediato medidas para corregir la situación.

Cómo ser un líder que asume la culpa cuando las cosas salen mal:

Cuando asumas la culpa, debes hacerlo sinceramente. Tu confesión debe surgir de una creencia genuina de que fuiste responsable. Aceptar la culpa de mala gana te convierte en un niño, no en un hombre. Nunca juegues el papel de mártir buscando gloria por asumir la culpa. Tampoco asumas la culpa en público y luego le digas a tus subordinados que solo lo hiciste para salvarles el pellejo. Parecerás un farsante y erosionarás su confianza en ti.

  1. El valor para sobrevivir a la tormenta y la decepción, y enfrentarse a cada nuevo día con la hoja de puntuación en blanco; sin aferrarse a los éxitos ni desanimarse por los fracasos. Todos los grandes líderes de la historia tuvieron momentos de éxito supremo y momentos de derrota devastadora. Los grandes líderes se enfocan en las cosas que pueden cambiar e influenciar, y el pasado no es una de esas cosas. Si fracasas, aprende de ello y luego deja de pensar en ello inmediatamente. Revivir el pasado no te servirá de nada. Además, las personas que lidera un hombre perderán confianza en su líder si éste se obsesiona continuamente con sus fracasos.

Cuando tengas éxito, celebra con tus seguidores y sigue adelante. Un líder que se aferra continuamente a éxitos pasados muestra que no tiene la vista puesta en cosas mayores. Además, como aprendemos de los griegos, la arrogancia de un líder puede rápidamente convertirse en su caída. Mantente siempre humilde y hambriento.

Cómo convertirte en un líder que no vive en el pasado:

Lee biografías de grandes líderes de la historia. Al leer sobre la vida de estos grandes hombres, aprenderás que incluso los mejores líderes enfrentaron enormes reveses. Ganarás perspectiva y te darás cuenta de que un fracaso no significa el fin de la capacidad de un hombre para liderar. Y los asombrosos logros de los grandes hombres de la historia te inspirarán a creer en la poderosa influencia que un verdadero líder puede ejercer en la historia.

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