Y, por supuesto, lo que más nos preguntamos es esto: ¿Qué dirá la gente de mí? ¿Qué recordarán de mi vida y de cómo los traté? ¿Cómo me elogiarán?
Hoy llevaremos estas reflexiones imaginarias un paso más allá. Vamos a escribir nuestros propios elogios. Puede que al principio suene un poco morboso, pero todos debemos enfrentarnos a nuestra mortalidad de vez en cuando. Nuestra sociedad hace un excelente trabajo escondiendo la muerte de nuestra vista, y muchos vivimos en un estado de negación sobre el hecho de que algún día seremos parte del pasado. Pero todos lo seremos. Reconocer este hecho puede ayudarnos a concentrarnos en vivir cada día con propósito. Incluso si vivimos hasta los 90, ese día llegará más rápido de lo que podemos imaginar. La vida es corta: ¡carpe diem!
Cómo Escribir tu Propio Elogio
Por supuesto, no puedes escribir tu propio elogio sin saber cómo redactar uno en general. Muchos de nosotros probablemente no tenemos mucha experiencia en escribir elogios. Así que repasemos algunas pautas básicas.
Existen varios formatos diferentes que un elogio puede tomar, y si estuviéramos escribiendo uno real, querrías tomarte el tiempo para recopilar recuerdos y anécdotas humorísticas para incluir en tu discurso. Pero para nuestros propósitos de hoy, mantendremos nuestros elogios simples y directos.
El tipo de elogio más fácil de escribir es un “elogio cronológico.” Básicamente, comienzas desde el principio de la vida de la persona y das un resumen de dónde vivió, su educación, matrimonio, familia, hijos, carrera, logros, y así sucesivamente. Aquí te mostramos cómo empezar:
Paso 1: Escribe un esquema.
Siéntate e imagina que viviste hasta los 90 años y luego falleciste. Ahora imagina lo que hiciste durante tus 9 décadas de vida. Dónde viviste, a quién amaste, cómo actuaste. Esta es tu vida tal como esperas haberla vivido. Anota algunos “recuerdos” de ti mismo respondiendo las siguientes preguntas:
- ¿Dónde viviste? ¿Te quedaste en el lugar donde naciste? ¿Viviste en tierras lejanas? ¿Te mudaste cada pocos años? ¿Dónde te jubilaste?
- ¿Cuáles eran tus hobbies? ¿Qué disfrutabas hacer en tus 20 y 30 años? ¿Qué te gustaba hacer con tu familia? ¿Qué te mantenía ocupado en la jubilación?
- ¿Qué tipo de relaciones tuviste? ¿Te casaste? ¿Cuántos hijos tuviste? ¿Cuántos amigos tuviste? ¿Muchos? ¿Unos pocos pero muy buenos?
- ¿Dónde fuiste a la escuela? ¿Qué estudiaste?
- ¿A qué te dedicaste? ¿Te quedaste con una sola empresa o trabajo toda tu vida o cambiaste de carrera muchas veces?
- ¿Ganaste algún premio o lograste algún hecho notable?
- ¿Qué era lo más memorable de ti? ¿Tu sentido del humor único? ¿Tu deliciosa cocina? ¿Tu amor insaciable por la aventura? ¿Tu pasión por la naturaleza? ¿Tu fe inquebrantable?
- ¿Qué admiraba la gente más de ti? ¿Tu lealtad inquebrantable hacia tus amigos? ¿Tu honestidad? ¿Tu ética de trabajo? ¿Tu amor por tu familia? ¿Tu paciencia? ¿Tu liderazgo?
- ¿Qué extrañará la gente más de ti? ¿Los regalos creativos que dabas cada Navidad? ¿Qué tan buen oyente eras? ¿Las cartas escritas a mano que enviabas a tus amigos? ¿La forma en que convertías cada percance en algo para reír?
Paso 2: Convierte tu esquema en un elogio.
Ahora vas a tomar todas las ideas que acabas de anotar y las convertirás en un proyecto terminado. Aquí tienes un formato sencillo a seguir:
- Nacimiento y niñez. Mantén esta sección breve.
- Universidad y carrera. Dónde estudiaste, qué especialidad elegiste, qué trabajos tuviste. Incluye cualquier premio que hayas ganado o logros que hayas hecho.
- Familia y relaciones.
- Tus hobbies e intereses.
- Las cualidades y características que te distinguieron y te hicieron memorable.
- Qué extrañará la gente de ti.
Tu elogio no tiene que ser un tomo interminable. Solo toca los puntos más destacados de tu vida, las cosas realmente importantes.
Hoy, escribe tu propio elogio. Enfrenta tu mortalidad y piensa realmente en cómo quieres ser recordado. No tienes que seguir las pautas o el ejemplo dado aquí. Sé tan creativo como quieras.